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El Llamado de las Abejas


Hace ya más de 10 años que las abejas llegaron al espacio que guardamos. No conocíamos nada acerca de ellas, solo que hacían miel y que picaban. Creo que las abejas sintieron también nuestro llamado, ya que me sentía muy atraída y hablaba mucho sobre cuánto me gustaría tener abejas con mi pareja y mis padres. Todo esto mientras regenerábamos espacios con árboles nativos buscando alternativas para hacer algo diferente a lo habitual, algo que nos permitiera devolverle a la tierra y no solo tomar de ella. Ademas buscábamos la forma de servir y devolver las bendiciones recibidas.

Un día tuve una llamada de mi madre mientras yo no estaba y me dijo, sus abejas llegaron a la puerta de la casa¡ En efecto las abejas encontraron un lugar cálido y protegido dentro del futbolín que teníamos en la entrada principal de la casa materna en el Shungo de Ugshapamba en las faldas del Volcán Corazón en Machachi.

Luego de ubicar las abejas que llegaron a la puerta de la casa en una caja de madera en el patio trasero, pusimos una señalética rústica que decía abejas (bees) indicando que ahí habían abejas, en Ingles y en Español. El segundo enjambre que llegó a la finca se posó en ese mismo palo que indicaba su nombre! En un principio creímos que fue una coincidencia, pero hoy sabemos que simplemente fue una señal.

Es una foto de una foto ya que no teníamos cámara digital en ese tiempo. Disculparán.

Y así comenzamos aprender de las abejas, ya que ellas son las que te enseñan. Sabemos que estamos en pañales y que nunca terminaremos de aprender sobre ellas. No todo ha sido color de rosa, al principio fue un doloroso aprendizaje, muchas picaduras y malos ratos, hasta que en la literatura encontramos información ligada a los Egipcios y la Sacralidad de las abejas. En el momento que supimos que los Egipcios adoraban a las abejas como a Diosas cambió nuestra actitud ante ellas. Recordamos que no somos superiores a ellas, aprendimos que ellas merecen un manejo consciente y más respetuoso.

Entonces comenzamos a pedirles permiso y a explicarles lo que íbamos a hacer cada vez, que por alguna razón u otra sentíamos la intención de abrir las colmenas.

Y así con un manejo más sutil y delicado, comenzamos a sanar realmente nuestra relación con las abejas y así también nosotros iniciamos un proceso de sanación de nuestras relaciones.

Por eso nos gusta hablar de sanar nuestra relación con las abejas ya que es un hecho que el miedo puede predominar en muchas personas pero mientras ahondamos en su maravilloso mundo, nos damos cuenta que no es miedo la sensación que debe predominar cuando las tenemos cerca, pero si una profunda gratitud, respeto y reverencia.

En realidad no creemos en la supuesta agresividad de las abejas melíferas, lo que nos hemos dado cuenta es que las abejas van formando un carácter de acuerdo al manejo que se les proporcione. Entonces podemos decir que algunas colmenas no son tan dóciles como otras, seguramente por nuestra propia culpa.

Cada colmena va creando un carácter, una personalidad, y si somos demasiado torpes reiteradas veces con la misma colmena, ellas se tornan malgenias y por ende agresivas. Así mismo si hay una colmena con la cual tenemos una relación especial, esta colmena será muy dócil y mansa. Sin embargo las abejas guardianas siempre estarán dispuestas a morir por las demás, por lo que el uso del traje de protección siempre es recomendado, especialmente cuando vamos a cosechar.

Considero que la única forma de aprender apicultura es teniendo abejas y para tener abejas lo mejor es llamarlas e invitarlas. Pero ellas no vendrán a un espacio frío y abierto, ya que son seres cálidos y solares. Ellas necesitan micro climas con variedad de flores y protección del viento para quedarse.

Por eso nos gusta decir que la mejor manera de proteger a las abejas es convirtiéndonos en sus guardianes, preparándoles espacios idóneos para que puedan llegar y sentirse protegidas.

Personalmente si me preguntaban hace 15 años en estaría haciendo en mis 40’s, no tenía la menor idea que me iba a dedicar a esto y a la asistencia en la sanación a través de las abejas. Pero es así como la vida nos va poniendo simplemente donde debemos estar, definitivamente no es uno el que elige tener abejas, son las abejas las que nos eligen.

Hoy nos sentimos honrados con su presencia, vivimos con gratitud infinita de poder trabajar por ellas, hablar de ellas y escribir sobre nuestra aventura con ellas.


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